Ian Cross de la Universidad de Cambridge, nos presenta en su investigación sobre música, cultura y evolución, que la música siempre se presenta activa, con altos grados de interacción y siempre insertada en las relaciones sociales. Sin embargo, destaca como elemental que la música puede ser un medio óptimo para el manejo de situaciones de incertidumbre social.

La vida sexual es igual de omnipresente, compleja, y con el paso de los años ha dado paso a nuevas interrogantes junto con su apertura a novedosas áreas investigativas. Si bien es creciente el diálogo sobre la sexualidad, poco sabemos de algunas situaciones cotidianas en el sexo. Por ejemplo, ¿sabemos por qué nos produce placer escuchar música al estar con alguien?

Existen algunas razones para pensar que la música fomenta una feliz vida sexual, entre ellas encontramos la maximización del placer, producto de su contribución a disminuir la fatiga física mediante el ritmo. Otros argumentos son la reducción de los nervios (como podría mencionar Cross respecto al manejo de incertidumbre) y una mayor desinhibición.

Incluso, otros estudios manifiestan la idea de que la escucha activa de música mediante el sexo, su sincronía mediante el ritmo, podría facilitar el logro de un orgasmo al elevar los niveles de dopamina, definida como un neurotransmisor causante de la sensación de placer y relajación. Junto a ello, se vuelve relevante el aumento de la concentración en la actividad sexual y la distracción de los nervios.

Así, vida sexual y música parecen ser grandes aliados, entregando algunas claves esenciales para nuestro goce y disfrute. Es importante estimular nuestras partes más recónditas, dando ritmo a nuestra intimidad y buscando el equilibrio en ambas actividades fundamentales del ser humano.